“Hay algo más importante que la lógica: la imaginación” . Alfred Hitchcock
Por: Lic. María Juliana Franceschi
Imaginación, ese es el término que empleamos para hacer referencia a todos nuestros pensamientos desatados, a nuestras ideas revoltosas, a nuestras semillas de futuras acciones. La imaginación va de la mano de la radio. El que habla, imagina al que escucha y viceversa. Se invitan mutuamente a recorrer un camino construido por el diálogo, la música, los intereses y los gustos. Es en ese lenguaje mágico, donde se conjugan las palabras y a través de ese órgano sensible que es el oído, somos trasladados hacia otros cielos, lugares, percepciones, pensamientos…esos son los efectos de la “magia de la radio”. Magia que convocó a docentes, no docentes, graduados y estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FP y CS) de la UNLP a sumarse al proyecto de voluntariado universitario “La radio como práctica de intervención comunitaria en hospitales de día de menores”. Algunos por afinidad a la radio y otros por vocación docente, pero todos por interés en colaborar con un grupo de chicos de entre 14 y 25 años que asisten al Centro Psicoasistencial del Plata donde son contenidos por profesionales de los diversos conflictos familiares y sociales por los que atraviesan.
Así fue como Agustina Puig, Natalia Cozza y Diego Borrego se sumaron a participar de este proyecto dirigido por Jimena Espinoza y coordinado por Natalia Domínguez. Frente a la propuesta de participar y sumarse al mismo Natalia Cozza dijo: “En primer lugar me gusta trabajar con chicos con problemas o dificultades sociales, de hecho fui voluntaria de Casa Cuna durante cinco años y deseo vincularme con gente que tiene necesidades insatisfechas por el Estado. Lo que me motivaba de esta propuesta era aplicar conocimientos de radio que me apasiona, además era interesante intervenir en un espacio de educación no formal entonces me sentía más libre y cómoda”. Agustina por su parte refirió: “El tema de mi tesis es un documental radiofónico sobre radio La Colifata, entonces tenía las dos aristas: la radio y trabajar con personas que tenían conflictos. Al estar relacionado con hospitales de día y también con la radio decidí participar”. Diego también se sumó al proyecto: “Me interesó el ámbito de la educación ya que había trabajado con jóvenes en otro espacio y poder ayudarlos en lo que se pueda, si es que les sirve lo que uno le da. Tenía experiencia en trabajar con jóvenes, trabajo de pastoral en la Iglesia, misionero con adolescentes de 14 año, entonces sé lo que piensan los chicos de esa edad”.
Experiencias y desafíos
Los tres estudiantes de la FP y CS se hicieron cargo de desarrollar los talleres de radio, con muchas expectativas frente a un grupo nuevo y a su vez con nervios y temores: “Al principio-cuenta Diego- me encontré con un grupo bastante diverso, entonces era conocerlos primero y que ellos nos conozcan a nosotros para que se sientan tranquilos y poder trabajar. Al ser corta la brecha generacional que nos separa resultó más fácil, se sintieron cercanos y fueron abriendo, pero nos chocaban las situaciones que ellos contaban y dijimos ¿qué hacemos? Me ha pasado de tener el grabador en la mano y temblar con las historias que te están contando o no querías que el pibe te vea llorando porque era la historia de vida de él. Tratar de llevar el taller y entender que ellos viven con eso, y tratar de hacerse fuerte”. A lo que Agustina agregó: “Cuando entramos los chicos hablaban por lo bajo, susurraban, se reían y había miradas cómplices, nos dedicamos a hablar un ratito con ellos para entrar en confianza (…) Nosotros traíamos esas anteojeras culturales que dicen que los chicos conflictivos no te pueden prestar atención, que no retienen, que están en todos lados menos donde vos estás hablando y resultó que cuando propusimos iniciar la conversación para que hablen por los micrófonos se re divirtieron”. Al respecto Natalia dijo: “Era un ámbito nuevo, chicos con situaciones totalmente dispares. Era aplicar las herramientas que nosotros teóricamente habíamos adquirido en la Facultad y ahora había que aplicarlas de alguna manera, era revisar todo un momento de mi vida académica y poder comunicárselo a estos chicos de una manera más sencilla y que ellos los reciban. La gratificación más grande para mí, fue ver que pude explicarles algo que había adquirido y que ellos lo pudieron resolver”.
La experiencia fue rica para todos los actores que formaron parte, y como tal fue un desafío a la hora de transmitirles a los chicos esa magia radial de la que tanto se habla y a su vez contenerlos frente a las problemáticas por las que atraviesan, al respecto Agustina cuenta:”Ellos eligen constantemente hablar de las problemáticas en cualquier práctica, entonces estábamos hablando de la radio como medio de expresión para darle la voz a otros actores sociales que no son los profesionales, no podemos no hablar de esos temas, por que están en el marco de una terapia, entonces dijimos “cuentan hasta lo que ellos quieren, nunca decirles que no, pero no indagar más allá porque para eso ellos tienen una psicóloga”.
La primera persona después de los chicos con la que nos empezamos a tener más confianza es con la asistente terapéutica Gladis, quien está constantemente con los chicos y en todo, nosotros empezamos a establecer una relación más fluida con ella porque íbamos preguntándole o contándole las actitudes de los chicos “tal hizo un silencio cuando hablábamos de esto…” para saber cómo manejar los conflictos dentro de la clase y para en un futuro hacer un trabajo en grupo.
Cuando se prende la luz roja
Natalia fue quien dictó los talleres de la tarde y contó que hubo un momento que modificó las clase: “Al principio los chicos estaban menos expectantes que ahora, notamos un cambio cuando los grabamos, estaban con nervios y no se querían grabar y después cuando se escucharon, ahí cambió su perspectiva… Una de las chicas que tiene problemas de depresión había grabado algo muy triste y de cortina había elegido un tema musical triste, cuando se escuchó al encuentro siguiente dijo “que mal que estaba, que feo tema elegí, que triste estaba”. Todos se escucharon muy atentos y se respetaron y eso es muy valorable porque a veces los chicos adolescentes se pasan por arriba y no se respetan y ese día estaban escuchando y ahí entendieron la función de la radio, no sólo como “un equipo que pasa música” sino que lo vivían más desde adentro cómo se comunican las cosas, como cambian según sus estados de ánimo, cuando le toca hablar a uno u a otro. Ese encuentro fue bisagra y marcó un antes y un después.
En relación al trabajo y desempeño de los chicos frente a la propuesta Diego dijo: “(...) por ahí hoy en día no les interesa la radio, pero les interesa el taller, saben que tienen herramientas y que pueden abrirse de otra manera, ayudó a conocerse más y a desenvolverse, a tener confianza en ellos mismos y en el grupo”.
Programa propio
“DEJA VU vos ya nos conocés “es el nombre del programa radial de los chicos del Centro Psicoasistencial Del Plata. Lo eligieron por votación, entre todos los del plantel que se renueva, dado que algunos egresan, otros dejan de asistir y otros se suman. Con respecto a la votación Diego aseguró: “Se votaron dos o tres nombres: FIDEOS CRUDOS era cómico, siempre estaba cocinándose….En la práctica también salió LAS MAÑANAS DEL BORRE, yo los coordinaba y conducía porque ellos lo propusieron, los guiaba para que se respeten, hagan silencio, quién tomaba la palabra. Los temas que se trataban eran sobre cómo estaba la juventud, la sociedad, los adultos, los jóvenes, la droga, la violencia, cómo se veían a ellos mismos. Es lo cotidiano, ellos proponían las temáticas. Al principio costó que se traten bien pero se intentaba que dentro del taller no se hablaran mal e inculcarles el respeto”.
Radio abierta
En el Centro Del Plata se llevó a cabo la primera muestra anual de talleres, donde los asistentes exhiben sus producciones de las distintas áreas ya sea plástica, cocina, música y en este caso radio: “Ese día llovía, teníamos nervios por quiénes venían, algunos no llegaban, ver qué hacíamos, algunas cosas teníamos que cambiar, y nos preguntábamos ¿se animarán? Algunos se interesaron más y otros menos” dijo Diego, a lo que Natalia agregó: “Fue una experiencia buena para ellos y nosotros. Con la radio abierta nos íbamos a dar cuenta si los chicos habían entendido y les había servido el taller. Estaban los padres, familiares, amigos, chicos del colegio San Luís que habían trabajado en forma interdisciplinaria en labor de grupo…al principio no querían estar en nada, todo les daba vértigo. Sin embargo tuvieron buena predisposición, hicieron columnas, agenda cultural, entrevista a talleristas como ser a Pablo (taller de grupo) y a Sarita (taller de cocina). Y una sección de noticias con humor. La gente aplaudía y el aplauso fue motivación. A uno de los chicos le costaba leer y expresarse y la madre estaba maravillada, uno no dudaba que la experiencia había sido excelente y cuando veías a esa madre que lo felicitaba, ya no importaba si se trababa… sabían que el show debía continuar. Al respecto Diego concluyó: “Estaba feliz de verlos a ellos y de ver cómo se desempeñó uno de los chicos que tenía dificultades para leer, fue una de las cosas que más me gustó, verlo feliz y ver la felicidad de la madre… esas son las cosas que me llevo y eso no me lo saca nadie porquen sé que ese chico en ese momento fue feliz. Volvería a participar de un voluntariado…si estás en ese camino por algo será, ese granito de arena que uno puede aportar es la construcción al mundo, a un mundo distinto. Tratar de construir desde donde uno está, donde te toca, ese granito de arena que mucho se habla que muchos ponen y otros no, tanto nos quejamos esperando que otros lo pongan y tratar de ponerlo sin quejarnos”…
Gracias a talleristas y asistentes, al trabajo en equipo, a la construcción de valores, la imaginación y la radio, las expectativas fueron superadas: un grupo de chicos conocen la radio y sobre todo toman la palabra y gritan sus pensamientos…
Por: Lic. María Juliana Franceschi
Imaginación, ese es el término que empleamos para hacer referencia a todos nuestros pensamientos desatados, a nuestras ideas revoltosas, a nuestras semillas de futuras acciones. La imaginación va de la mano de la radio. El que habla, imagina al que escucha y viceversa. Se invitan mutuamente a recorrer un camino construido por el diálogo, la música, los intereses y los gustos. Es en ese lenguaje mágico, donde se conjugan las palabras y a través de ese órgano sensible que es el oído, somos trasladados hacia otros cielos, lugares, percepciones, pensamientos…esos son los efectos de la “magia de la radio”. Magia que convocó a docentes, no docentes, graduados y estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FP y CS) de la UNLP a sumarse al proyecto de voluntariado universitario “La radio como práctica de intervención comunitaria en hospitales de día de menores”. Algunos por afinidad a la radio y otros por vocación docente, pero todos por interés en colaborar con un grupo de chicos de entre 14 y 25 años que asisten al Centro Psicoasistencial del Plata donde son contenidos por profesionales de los diversos conflictos familiares y sociales por los que atraviesan.
Así fue como Agustina Puig, Natalia Cozza y Diego Borrego se sumaron a participar de este proyecto dirigido por Jimena Espinoza y coordinado por Natalia Domínguez. Frente a la propuesta de participar y sumarse al mismo Natalia Cozza dijo: “En primer lugar me gusta trabajar con chicos con problemas o dificultades sociales, de hecho fui voluntaria de Casa Cuna durante cinco años y deseo vincularme con gente que tiene necesidades insatisfechas por el Estado. Lo que me motivaba de esta propuesta era aplicar conocimientos de radio que me apasiona, además era interesante intervenir en un espacio de educación no formal entonces me sentía más libre y cómoda”. Agustina por su parte refirió: “El tema de mi tesis es un documental radiofónico sobre radio La Colifata, entonces tenía las dos aristas: la radio y trabajar con personas que tenían conflictos. Al estar relacionado con hospitales de día y también con la radio decidí participar”. Diego también se sumó al proyecto: “Me interesó el ámbito de la educación ya que había trabajado con jóvenes en otro espacio y poder ayudarlos en lo que se pueda, si es que les sirve lo que uno le da. Tenía experiencia en trabajar con jóvenes, trabajo de pastoral en la Iglesia, misionero con adolescentes de 14 año, entonces sé lo que piensan los chicos de esa edad”.
Experiencias y desafíos
Los tres estudiantes de la FP y CS se hicieron cargo de desarrollar los talleres de radio, con muchas expectativas frente a un grupo nuevo y a su vez con nervios y temores: “Al principio-cuenta Diego- me encontré con un grupo bastante diverso, entonces era conocerlos primero y que ellos nos conozcan a nosotros para que se sientan tranquilos y poder trabajar. Al ser corta la brecha generacional que nos separa resultó más fácil, se sintieron cercanos y fueron abriendo, pero nos chocaban las situaciones que ellos contaban y dijimos ¿qué hacemos? Me ha pasado de tener el grabador en la mano y temblar con las historias que te están contando o no querías que el pibe te vea llorando porque era la historia de vida de él. Tratar de llevar el taller y entender que ellos viven con eso, y tratar de hacerse fuerte”. A lo que Agustina agregó: “Cuando entramos los chicos hablaban por lo bajo, susurraban, se reían y había miradas cómplices, nos dedicamos a hablar un ratito con ellos para entrar en confianza (…) Nosotros traíamos esas anteojeras culturales que dicen que los chicos conflictivos no te pueden prestar atención, que no retienen, que están en todos lados menos donde vos estás hablando y resultó que cuando propusimos iniciar la conversación para que hablen por los micrófonos se re divirtieron”. Al respecto Natalia dijo: “Era un ámbito nuevo, chicos con situaciones totalmente dispares. Era aplicar las herramientas que nosotros teóricamente habíamos adquirido en la Facultad y ahora había que aplicarlas de alguna manera, era revisar todo un momento de mi vida académica y poder comunicárselo a estos chicos de una manera más sencilla y que ellos los reciban. La gratificación más grande para mí, fue ver que pude explicarles algo que había adquirido y que ellos lo pudieron resolver”.
La experiencia fue rica para todos los actores que formaron parte, y como tal fue un desafío a la hora de transmitirles a los chicos esa magia radial de la que tanto se habla y a su vez contenerlos frente a las problemáticas por las que atraviesan, al respecto Agustina cuenta:”Ellos eligen constantemente hablar de las problemáticas en cualquier práctica, entonces estábamos hablando de la radio como medio de expresión para darle la voz a otros actores sociales que no son los profesionales, no podemos no hablar de esos temas, por que están en el marco de una terapia, entonces dijimos “cuentan hasta lo que ellos quieren, nunca decirles que no, pero no indagar más allá porque para eso ellos tienen una psicóloga”.
La primera persona después de los chicos con la que nos empezamos a tener más confianza es con la asistente terapéutica Gladis, quien está constantemente con los chicos y en todo, nosotros empezamos a establecer una relación más fluida con ella porque íbamos preguntándole o contándole las actitudes de los chicos “tal hizo un silencio cuando hablábamos de esto…” para saber cómo manejar los conflictos dentro de la clase y para en un futuro hacer un trabajo en grupo.
Cuando se prende la luz roja
Natalia fue quien dictó los talleres de la tarde y contó que hubo un momento que modificó las clase: “Al principio los chicos estaban menos expectantes que ahora, notamos un cambio cuando los grabamos, estaban con nervios y no se querían grabar y después cuando se escucharon, ahí cambió su perspectiva… Una de las chicas que tiene problemas de depresión había grabado algo muy triste y de cortina había elegido un tema musical triste, cuando se escuchó al encuentro siguiente dijo “que mal que estaba, que feo tema elegí, que triste estaba”. Todos se escucharon muy atentos y se respetaron y eso es muy valorable porque a veces los chicos adolescentes se pasan por arriba y no se respetan y ese día estaban escuchando y ahí entendieron la función de la radio, no sólo como “un equipo que pasa música” sino que lo vivían más desde adentro cómo se comunican las cosas, como cambian según sus estados de ánimo, cuando le toca hablar a uno u a otro. Ese encuentro fue bisagra y marcó un antes y un después.
En relación al trabajo y desempeño de los chicos frente a la propuesta Diego dijo: “(...) por ahí hoy en día no les interesa la radio, pero les interesa el taller, saben que tienen herramientas y que pueden abrirse de otra manera, ayudó a conocerse más y a desenvolverse, a tener confianza en ellos mismos y en el grupo”.
Programa propio
“DEJA VU vos ya nos conocés “es el nombre del programa radial de los chicos del Centro Psicoasistencial Del Plata. Lo eligieron por votación, entre todos los del plantel que se renueva, dado que algunos egresan, otros dejan de asistir y otros se suman. Con respecto a la votación Diego aseguró: “Se votaron dos o tres nombres: FIDEOS CRUDOS era cómico, siempre estaba cocinándose….En la práctica también salió LAS MAÑANAS DEL BORRE, yo los coordinaba y conducía porque ellos lo propusieron, los guiaba para que se respeten, hagan silencio, quién tomaba la palabra. Los temas que se trataban eran sobre cómo estaba la juventud, la sociedad, los adultos, los jóvenes, la droga, la violencia, cómo se veían a ellos mismos. Es lo cotidiano, ellos proponían las temáticas. Al principio costó que se traten bien pero se intentaba que dentro del taller no se hablaran mal e inculcarles el respeto”.
Radio abierta
En el Centro Del Plata se llevó a cabo la primera muestra anual de talleres, donde los asistentes exhiben sus producciones de las distintas áreas ya sea plástica, cocina, música y en este caso radio: “Ese día llovía, teníamos nervios por quiénes venían, algunos no llegaban, ver qué hacíamos, algunas cosas teníamos que cambiar, y nos preguntábamos ¿se animarán? Algunos se interesaron más y otros menos” dijo Diego, a lo que Natalia agregó: “Fue una experiencia buena para ellos y nosotros. Con la radio abierta nos íbamos a dar cuenta si los chicos habían entendido y les había servido el taller. Estaban los padres, familiares, amigos, chicos del colegio San Luís que habían trabajado en forma interdisciplinaria en labor de grupo…al principio no querían estar en nada, todo les daba vértigo. Sin embargo tuvieron buena predisposición, hicieron columnas, agenda cultural, entrevista a talleristas como ser a Pablo (taller de grupo) y a Sarita (taller de cocina). Y una sección de noticias con humor. La gente aplaudía y el aplauso fue motivación. A uno de los chicos le costaba leer y expresarse y la madre estaba maravillada, uno no dudaba que la experiencia había sido excelente y cuando veías a esa madre que lo felicitaba, ya no importaba si se trababa… sabían que el show debía continuar. Al respecto Diego concluyó: “Estaba feliz de verlos a ellos y de ver cómo se desempeñó uno de los chicos que tenía dificultades para leer, fue una de las cosas que más me gustó, verlo feliz y ver la felicidad de la madre… esas son las cosas que me llevo y eso no me lo saca nadie porquen sé que ese chico en ese momento fue feliz. Volvería a participar de un voluntariado…si estás en ese camino por algo será, ese granito de arena que uno puede aportar es la construcción al mundo, a un mundo distinto. Tratar de construir desde donde uno está, donde te toca, ese granito de arena que mucho se habla que muchos ponen y otros no, tanto nos quejamos esperando que otros lo pongan y tratar de ponerlo sin quejarnos”…
Gracias a talleristas y asistentes, al trabajo en equipo, a la construcción de valores, la imaginación y la radio, las expectativas fueron superadas: un grupo de chicos conocen la radio y sobre todo toman la palabra y gritan sus pensamientos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario