jueves, 23 de abril de 2009

“NUESTRO OBJETIVO ES CLARO: QUE LOS CHICOS MEJOREN SU CALIDAD DE VIDA”


Por: Celeste Massera y Lucía Jaime

Corría el año 2002 cuando tres amigos se juntaron y construyeron la idea: crear el Centro Psicoasistencial Del Plata. Conocían la actividad y la responsabilidad que requería llevarla a cabo, pero la convicción de poder hacer más por los que adolecen la juventud priorizó el esfuerzo. Hoy la idea es un hecho y los frutos están a la vista. Gabriela Domínguez, Directora de la Institución respondió a Abrir la Radio acerca de la forma de trabajar de sus profesionales y sus objetivos.


“La fundación fue en 2002, éramos tres amigos que deseábamos hacer algo diferente por los chicos, veníamos de trabajar en comunidades terapéuticas donde el abordaje era diferente, más dirigido, donde todos eran iguales. Tenemos la convicción de que el adolescente tiene que ser tratado desde su problemática, más allá de que puedan tener cuestiones similares unos con otros.”

¿Por qué se creó el Centro Del Plata?


“Se creó con el objetivo de que los adolescentes que padecen problemáticas tales como adicciones, violencia, trastornos de personalidad y bipolares encuentren un espacio donde puedan ir formando un proyecto de vida, a partir de sus intereses y se trabajen sus potencialidades, luego de atravesar por un tratamiento de corto tiempo.
En ese momento firmamos un convenio con la secretaría de minoridad, actualmente de promoción y protección de los derechos del niño. Luego empezamos a difundir el tratamiento de boca en boca, por medio de las obras sociales y de otras instituciones.”

¿Qué actividades se realizan en la institución?

“Desde esta institución se realiza un abordaje interdisciplinario, somos varios profesionales que trabajamos en equipo.
Cuando los chicos ingresan al centro son evaluados y personalizamos el tratamiento en base a la necesidad de cada uno. Luego atraviesan por un período de admisión que nos permite realizar un diagnóstico.
Ofrecemos distintos tratamientos, entre ellos el Centro de Día, que funciona de 8.30 a 16.00, consultorios externos y un tratamiento intermedio ambulatorio, donde sólo acuden a terapia.
Los chicos asisten al Centro de Día generalmente a contraturno de la escuela y a dos sesiones de terapia semanales, atención psiquiátrica y médica. Además el cursado de distintos talleres obligatorios, tales como orientación vocacional –para que se interroguen acerca de sus inquietudes e intereses- y educación física. Los talleres optativos son cocina, arte, música, radio y teatro además de algunos talleres temporarios tales como sexualidad, adolescencia, derechos del niño y del adolescente y algunos otros que se incorporen a medida que el grupo los demande.”

¿Quiénes integran el centro?

“El equipo está formado por tres directores: director clínico, médico y terapéutico. Hay un grupo de psicólogos, un psiquiatra, trabajadora social, médico clínico, talleristas y Gladis que es la acompañante terapéutica y quien está cotidianamente con los hicos, es el alma de la casa.
La institución es una asociación civil que tiene un directorio y nos permite funcionar como centro de día. Se trabaja horizontalmente junto con el equipo. Tenemos reuniones periódicas que además enriquecen la interdisciplinariedad. Cada profesional aporta desde su lugar, llegamos a 16 comunes que después ponemos en práctica.
Constantemente tenemos reuniones con las distintas instituciones de las que participan los chicos lo cual refuerza nuestras relaciones interinstitucionales. Sin esto no podríamos hacer nuestro trabajo.”

¿Con qué instituciones se relacionan?


Antes de la modificación de la ley nos vinculábamos con los juzgados de menores. También lo hacemos con los colegios a los que asisten los chicos, los hogares de abrigo. Si están realizando un curso nos vinculamos con ese espacio. Algunos adolescentes provienen de clínicas psiquiátricas, también trabajamos con ellas antes del ingreso y cuando ya están en tratamiento.


¿Qué requisitos deben cumplir los chicos para ingresar al centro?

“Como condición trabajamos con una franja etárea de 14 a 20 años, de ambos sexos. Tenemos un período de admisión que es útil para evaluar si los chicos pueden hacer un tratamiento donde necesiten ser agrupados, es decir, estar con pares.
En el centro de día se les brinda contención, los chicos permanecen varias horas, donde puedan trabajar sus problemáticas, pero a la vez estar con pares, con quienes por una parte se sientan identificados y por otro trabajen sus dificultades con ellos.
Por esto existe un grupo terapéutico que funciona una vez a la semana, donde se trabaja qué cosas les pasan acá, dentro del centro, con sus compañeros, con el equipo, y de alguna manera en este grupo reducido pueden reflejarse cuestiones que les ocurre por fuera de la institución.”

¿Cuáles son las problemáticas más frecuentes de los chicos?

“Las problemáticas son muy diversas. En general son sociales, donde están vulnerados sus derechos. No trabajamos con retrasos mentales moderados o severos, ni patologías psiquiátricas graves. Asistimos a jóvenes que padecen trastornos de personalidad, de alimentación, violencia, adicciones, problemas vinculares, entre otros diagnósticos.
Podemos tratar a chicos que salen de una clínica psiquiátrica y tuvieron algún problema de descompensación psicótica y que cuando ingresan están compensados. Evaluamos desde donde podemos abordar el caso, si estamos capacitados para hacerlo y de no ser así lo derivamos a quienes creemos que pueden ayudarlos.
Trabajamos con la red vincular de los chicos, algunos tienen familia directa, otros no, y vemos con quiénes de sus vínculos podemos comunicarnos para que los acompañen; no se puede realizar un tratamiento con un adolescente si no se realiza con referentes que lo puedan apuntalar por fuera de la institución.
Cuando se presentan conflictos, la idea es no separar al adolescente de la realidad en la que vive y a partir de ahí trabajamos. Nuestro objetivo es claro: que los chicos mejoren su calidad de vida.”

miércoles, 15 de abril de 2009

EDUCACIÓN PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL

Por: Lic. Jimena Espinoza

En los últimos años, representantes de las secretarías de extensión universitaria de las unidades académicas y universidades nacionales se reunieron sistemáticamente en congresos, simposios y jornadas para trabajar en conjunto acerca de la concepción, relevancia y jerarquización de la práctica extensionista.

En estos encuentros se realizaron fructíferos intercambios, compartieron problemáticas comunes y a modo de conclusión se elevaron ante la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación, distintos documentos donde se cristalizaron las demandas de los participantes.

La respuesta de la SPU no se hizo esperar ya que se incrementó la cantidad de presupuesto asignado a proyectos universitarios tendientes a mejorar la calidad de vida de la comunidad. Por otra parte, se impulsaron programas tales como: Voluntariado Universitario, Universidad y Sociedad y El Premio Presidencial a fines de fomentar la relación y el compromiso de los distintos claustros con la sociedad.

Una de las acciones a través de las cuales se materializa la función social de la universidad es la participación de docentes, no docentes, estudiantes y graduados en proyectos y programas de extensión y voluntariado universitario.

Estas prácticas fortalecen las relaciones con la comunidad, quien debe participar activamente de las actividades que se realizan desde las universidades nacionales a fines de construir en conjunto las herramientas que les sean útiles para mejorar su calidad de vida.

Con relación a la formación de los jóvenes estudiantes, es importante que cuenten en el trayecto de su carrera con la posibilidad de participar activamente de experiencias extensionistas, que enriquezcan sus conocimientos y donde circulen los valores de solidaridad y compromiso.

Es menester que estos ejercicios colaboren a la comprensión de que no se aprende e investiga solamente por motivaciones e inquietudes de índole personal, sino que debemos trabajar por y para la sociedad que necesita de sujetos libres, pensantes y comprometidos con la realidad.

viernes, 10 de abril de 2009

AIRE A LA PALABRA


“Hay algo más importante que la lógica: la imaginación” . Alfred Hitchcock

Por: Lic. María Juliana Franceschi

Imaginación, ese es el término que empleamos para hacer referencia a todos nuestros pensamientos desatados, a nuestras ideas revoltosas, a nuestras semillas de futuras acciones. La imaginación va de la mano de la radio. El que habla, imagina al que escucha y viceversa. Se invitan mutuamente a recorrer un camino construido por el diálogo, la música, los intereses y los gustos. Es en ese lenguaje mágico, donde se conjugan las palabras y a través de ese órgano sensible que es el oído, somos trasladados hacia otros cielos, lugares, percepciones, pensamientos…esos son los efectos de la “magia de la radio”. Magia que convocó a docentes, no docentes, graduados y estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FP y CS) de la UNLP a sumarse al proyecto de voluntariado universitario “La radio como práctica de intervención comunitaria en hospitales de día de menores”. Algunos por afinidad a la radio y otros por vocación docente, pero todos por interés en colaborar con un grupo de chicos de entre 14 y 25 años que asisten al Centro Psicoasistencial del Plata donde son contenidos por profesionales de los diversos conflictos familiares y sociales por los que atraviesan.
Así fue como Agustina Puig, Natalia Cozza y Diego Borrego se sumaron a participar de este proyecto dirigido por Jimena Espinoza y coordinado por Natalia Domínguez. Frente a la propuesta de participar y sumarse al mismo Natalia Cozza dijo: “En primer lugar me gusta trabajar con chicos con problemas o dificultades sociales, de hecho fui voluntaria de Casa Cuna durante cinco años y deseo vincularme con gente que tiene necesidades insatisfechas por el Estado. Lo que me motivaba de esta propuesta era aplicar conocimientos de radio que me apasiona, además era interesante intervenir en un espacio de educación no formal entonces me sentía más libre y cómoda”. Agustina por su parte refirió: “El tema de mi tesis es un documental radiofónico sobre radio La Colifata, entonces tenía las dos aristas: la radio y trabajar con personas que tenían conflictos. Al estar relacionado con hospitales de día y también con la radio decidí participar”. Diego también se sumó al proyecto: “Me interesó el ámbito de la educación ya que había trabajado con jóvenes en otro espacio y poder ayudarlos en lo que se pueda, si es que les sirve lo que uno le da. Tenía experiencia en trabajar con jóvenes, trabajo de pastoral en la Iglesia, misionero con adolescentes de 14 año, entonces sé lo que piensan los chicos de esa edad”.


Experiencias y desafíos

Los tres estudiantes de la FP y CS se hicieron cargo de desarrollar los talleres de radio, con muchas expectativas frente a un grupo nuevo y a su vez con nervios y temores: “Al principio-cuenta Diego- me encontré con un grupo bastante diverso, entonces era conocerlos primero y que ellos nos conozcan a nosotros para que se sientan tranquilos y poder trabajar. Al ser corta la brecha generacional que nos separa resultó más fácil, se sintieron cercanos y fueron abriendo, pero nos chocaban las situaciones que ellos contaban y dijimos ¿qué hacemos? Me ha pasado de tener el grabador en la mano y temblar con las historias que te están contando o no querías que el pibe te vea llorando porque era la historia de vida de él. Tratar de llevar el taller y entender que ellos viven con eso, y tratar de hacerse fuerte”. A lo que Agustina agregó: “Cuando entramos los chicos hablaban por lo bajo, susurraban, se reían y había miradas cómplices, nos dedicamos a hablar un ratito con ellos para entrar en confianza (…) Nosotros traíamos esas anteojeras culturales que dicen que los chicos conflictivos no te pueden prestar atención, que no retienen, que están en todos lados menos donde vos estás hablando y resultó que cuando propusimos iniciar la conversación para que hablen por los micrófonos se re divirtieron”. Al respecto Natalia dijo: “Era un ámbito nuevo, chicos con situaciones totalmente dispares. Era aplicar las herramientas que nosotros teóricamente habíamos adquirido en la Facultad y ahora había que aplicarlas de alguna manera, era revisar todo un momento de mi vida académica y poder comunicárselo a estos chicos de una manera más sencilla y que ellos los reciban. La gratificación más grande para mí, fue ver que pude explicarles algo que había adquirido y que ellos lo pudieron resolver”.
La experiencia fue rica para todos los actores que formaron parte, y como tal fue un desafío a la hora de transmitirles a los chicos esa magia radial de la que tanto se habla y a su vez contenerlos frente a las problemáticas por las que atraviesan, al respecto Agustina cuenta:”Ellos eligen constantemente hablar de las problemáticas en cualquier práctica, entonces estábamos hablando de la radio como medio de expresión para darle la voz a otros actores sociales que no son los profesionales, no podemos no hablar de esos temas, por que están en el marco de una terapia, entonces dijimos “cuentan hasta lo que ellos quieren, nunca decirles que no, pero no indagar más allá porque para eso ellos tienen una psicóloga”.
La primera persona después de los chicos con la que nos empezamos a tener más confianza es con la asistente terapéutica Gladis, quien está constantemente con los chicos y en todo, nosotros empezamos a establecer una relación más fluida con ella porque íbamos preguntándole o contándole las actitudes de los chicos “tal hizo un silencio cuando hablábamos de esto…” para saber cómo manejar los conflictos dentro de la clase y para en un futuro hacer un trabajo en grupo.

Cuando se prende la luz roja

Natalia fue quien dictó los talleres de la tarde y contó que hubo un momento que modificó las clase: “Al principio los chicos estaban menos expectantes que ahora, notamos un cambio cuando los grabamos, estaban con nervios y no se querían grabar y después cuando se escucharon, ahí cambió su perspectiva… Una de las chicas que tiene problemas de depresión había grabado algo muy triste y de cortina había elegido un tema musical triste, cuando se escuchó al encuentro siguiente dijo “que mal que estaba, que feo tema elegí, que triste estaba”. Todos se escucharon muy atentos y se respetaron y eso es muy valorable porque a veces los chicos adolescentes se pasan por arriba y no se respetan y ese día estaban escuchando y ahí entendieron la función de la radio, no sólo como “un equipo que pasa música” sino que lo vivían más desde adentro cómo se comunican las cosas, como cambian según sus estados de ánimo, cuando le toca hablar a uno u a otro. Ese encuentro fue bisagra y marcó un antes y un después.
En relación al trabajo y desempeño de los chicos frente a la propuesta Diego dijo: “(...) por ahí hoy en día no les interesa la radio, pero les interesa el taller, saben que tienen herramientas y que pueden abrirse de otra manera, ayudó a conocerse más y a desenvolverse, a tener confianza en ellos mismos y en el grupo”.

Programa propio

“DEJA VU vos ya nos conocés “es el nombre del programa radial de los chicos del Centro Psicoasistencial Del Plata. Lo eligieron por votación, entre todos los del plantel que se renueva, dado que algunos egresan, otros dejan de asistir y otros se suman. Con respecto a la votación Diego aseguró: “Se votaron dos o tres nombres: FIDEOS CRUDOS era cómico, siempre estaba cocinándose….En la práctica también salió LAS MAÑANAS DEL BORRE, yo los coordinaba y conducía porque ellos lo propusieron, los guiaba para que se respeten, hagan silencio, quién tomaba la palabra. Los temas que se trataban eran sobre cómo estaba la juventud, la sociedad, los adultos, los jóvenes, la droga, la violencia, cómo se veían a ellos mismos. Es lo cotidiano, ellos proponían las temáticas. Al principio costó que se traten bien pero se intentaba que dentro del taller no se hablaran mal e inculcarles el respeto”.

Radio abierta

En el Centro Del Plata se llevó a cabo la primera muestra anual de talleres, donde los asistentes exhiben sus producciones de las distintas áreas ya sea plástica, cocina, música y en este caso radio: “Ese día llovía, teníamos nervios por quiénes venían, algunos no llegaban, ver qué hacíamos, algunas cosas teníamos que cambiar, y nos preguntábamos ¿se animarán? Algunos se interesaron más y otros menos” dijo Diego, a lo que Natalia agregó: “Fue una experiencia buena para ellos y nosotros. Con la radio abierta nos íbamos a dar cuenta si los chicos habían entendido y les había servido el taller. Estaban los padres, familiares, amigos, chicos del colegio San Luís que habían trabajado en forma interdisciplinaria en labor de grupo…al principio no querían estar en nada, todo les daba vértigo. Sin embargo tuvieron buena predisposición, hicieron columnas, agenda cultural, entrevista a talleristas como ser a Pablo (taller de grupo) y a Sarita (taller de cocina). Y una sección de noticias con humor. La gente aplaudía y el aplauso fue motivación. A uno de los chicos le costaba leer y expresarse y la madre estaba maravillada, uno no dudaba que la experiencia había sido excelente y cuando veías a esa madre que lo felicitaba, ya no importaba si se trababa… sabían que el show debía continuar. Al respecto Diego concluyó: “Estaba feliz de verlos a ellos y de ver cómo se desempeñó uno de los chicos que tenía dificultades para leer, fue una de las cosas que más me gustó, verlo feliz y ver la felicidad de la madre… esas son las cosas que me llevo y eso no me lo saca nadie porquen sé que ese chico en ese momento fue feliz. Volvería a participar de un voluntariado…si estás en ese camino por algo será, ese granito de arena que uno puede aportar es la construcción al mundo, a un mundo distinto. Tratar de construir desde donde uno está, donde te toca, ese granito de arena que mucho se habla que muchos ponen y otros no, tanto nos quejamos esperando que otros lo pongan y tratar de ponerlo sin quejarnos”…
Gracias a talleristas y asistentes, al trabajo en equipo, a la construcción de valores, la imaginación y la radio, las expectativas fueron superadas: un grupo de chicos conocen la radio y sobre todo toman la palabra y gritan sus pensamientos…